Hace unas semanas, una amiga en una
conversación sobre las personas en las empresas, comentó algo así: - “las
empresas dedican tiempo y dinero al mantenimiento de las máquinas y se
olvidan de las personas.” -
Poco tiempo después, durante un coaching
empresarial, en la presentación a lxs empleadxs de la empresa el programa de lo que se iba a
hacer, una de las empleadas me dijo: - ¡¡ahhh, entonces tu eres como la de
mantenimiento de las personas! Cada vez que vengas, te llamaremos la de
Mantenimiento!! – Y la verdad, que me encantó la designación.
Estas dos cosas, me dieron que
pensar y pasándolo “bajo el grifo” de mi experiencia salió este texto, que
espero os sirva, al menos, para tomar consciencia y que cada persona y empresa haga
lo que crea necesario para su mantenimiento.
Al igual que realizamos las tareas de
mantenimiento en las máquinas que usamos en las empresas, las personas también
necesitamos de un “mantenimiento”.
Hoy en día, damos por hecho que una máquina
precisa de mantenimiento para su correcto funcionamiento y alargar su vida en
óptimas condiciones; con lo cual, un o una operario dedica un tiempo de su
trabajo a la puesta a punto de la maquinaria. Esto lo tenemos bien asumido, de
hecho, en muchas empresas se utilizan los formularios de mantenimiento para la
maquinaria. Bien, y ¿qué pasa con las personas de la empresa?, ¿pueden soportar
todo?, ¿no necesitan un chequeo para ver si va todo bien?, ¿están “sanas”
emocionalmente?, ¿cuándo ha sido la última vez que “pasaron mantenimiento” las
personas que conforman la empresa?
El día a día nos come y no nos damos cuenta
de lo que pasa a nuestro alrededor (o quizás menos de lo que pensamos) ;-). Nos
metemos en la vorágine del trabajo, de sacar la empresa adelante, de los
urgentes, los problemas, viajes, facturas, presupuestos, teléfono, proveedores,
cuentas, emails, balances, IVA, clientes… y de repente ¡zas! Algo quiebra y no
sabemos cómo ha podido ocurrir.
Si es una máquina… manos a la cabeza, grito
al cielo Argggg &#@#/&¿%@!!…. Noooo, ahora nooo!! Nos paraliza, quedamos
aturdidxs, como bofetada recibida sin saber la procedencia. Entonces, no sin
rabia y enfado (en muchas ocasiones) empezamos a dedicar tiempo a solucionar el
tema a la mayor brevedad posible, “descuidando” un poco lo demás porque, aunque
intentamos con todas nuestras fuerzas cubrir todos los frentes… no damos para
todo.
Ante esta situación de estrés, ¿qué hacemos
emocionalmente? Esperar a que pase y no nos damos cuenta que algo dentro de
nosotrxs se ha movido y no lo estamos prestando atención. ¡Efectivamente! Nos
pasa “lo mismo” que a las máquinas, si no las revisamos… el error puede ser
fatal.
Cuando alguien de la empresa quiebra (o
nosotrxs mismxs)… es un viaje de No-Retorno; si, si… tal cual, echa la vista
atrás y lo comprenderás. Algo hay que cambiar.
Revisemos bien, miremos las piezas
que nos sirven y las que no, las que hay que reemplazar. Quizás hubo piezas que
nos sirvieron en su momento, sin embargo, ahora puede que ya no y haya que
actualizar a una nueva versión.
Para llevar una vida en óptimas condiciones… necesitamos
pasar mantenimiento.
Los tiempos están cambiando y nos damos
cuenta que las personas son el motor del mundo y necesitamos cuidarlas.
¡¡Cuídate!! ;-)