miércoles, 18 de mayo de 2016

YO FRACASO, TÚ FRACASAS, ÉL FRACASA...

¿Cuántas veces se ha tenido que caer un bebé hasta que comienza a andar?

Pues infinitas… y lo que hay que tener cuidado es que no sea desde muy alto ;-)

En mis formaciones, cuando sale éste tema, pregunto:

¿Cuántos de vosotros ha visto a algún padre o madre o persona adulta que le esté diciendo al bebé que está probando a andar…
-Ves... Así no, así te vas a caer, ¡no vas a aprender nunca a andar!

A no ser que ese bebé tenga algún problema motor, damos por supuesto que va a andar y nuestra actitud es de refuerzo constante. Nuestro enfoque está en que está claro que lo va a lograr a pesar de las caídas que tenga que aguantar.

¿Cuántos de nosotros hemos caído en una relación, empresa, proyecto…? ¡Muchos! Es un bucle. Ensayo, prueba, error. Ensayo, prueba, error. Ensayo, prueba, error. Hasta que damos con la clave. Ese error nos da la solución.

La verdad que no hay un manual para el éxito. Lo tienes que poner tú. Depende de la valoración que hagamos de ese error así será nuestra continuidad. Si la valoración del error es positiva, cambiaremos cosas y probaremos otra vez. Sin embargo, si hacemos una valoración negativa del error… comienza la frustración.

El no saber perder (o caer).


De toda caída se saca un aprendizaje, en mayor o menor medida, y dependerá de lo abiertos que estemos para aceptar, comprender y seguir adelante. En muchas de esas caídas influyen nuestros valores. 



Así que toda caída tiene una doble función. Por un lado, aprender de ese error y por otro lado, si hacemos valoraciones positivas del error podremos averiguar qué valores nuestros estamos respetando y cuáles estamos pisando.

No se trata de las veces que nos caemos, se trata de las veces que nos levantamos y aprendemos.


Por ejemplo, para mí, los valores que tienen que estar presentes y que quiero respetar en mi trabajo son la cooperación-ayuda-apoyo y dar lo mejor-respeto-aportar-utilidad.

Los tengo trabajados como cadena de valores porque para mí no existe el uno sin el otro, es mi manera de definirlos un poco más allá. Cada persona tendrá su propia cadena de valores.

Bien, pues uno de los proyectos que hice hace tiempo con otra persona, resultó al final que se cayó por su propio peso. Me explico. En ese proyecto no estábamos compartiendo los mismos valores y aunque al principio nos fue bien… la cosa terminó. Fuimos rentables hasta un punto, luego, todo cayó como un castillo de naipes. Y está claro, no compartíamos valores, ni siquiera los pusimos encima de la mesa para ver si cuadraban los suyos con los míos. Esto es lo que se llama… perder para aprender. ;-)


Ahora, cuando emprendo un proyecto con alguien, miro bien el tema de los valores, que tengamos los mismos o sean parecidos. Son como los cimientos de un edificio, si son bien sólidos, podremos construir y aguantará la estabilidad del proyecto. Está claro que vendrán lluvias, granizos, tempestades… pero si son sólidos los cimientos, ¡aguantará!

Este mes junto con David Díaz Robisco iniciamos un proyecto precioso,  lleno de retos… y con la cimentación bien sólida. Después de conocernos, ser dos personas de perfiles bien diferentes,  a la vez complementarios, y haber trabajado nuestros valores… nace:



Un programa de formación para empresas que hemos empezado a probar ya  esta semana en la Universidad de Burgos junto con el profesorado.

El objetivo es dar un tiempo a las personas y empresas para jugar, experimentar y probar cuáles es la cultura de la empresa y cuáles son los valores que ponen en marcha a cada persona tanto en la vida como en el trabajo.

A partir de ahí, buscar cómo las personas y organizaciones pueden alinear los valores personales con la cultura empresarial a través de acciones concretas. El objetivo es muy claro: generar energía (felicidad para las personas) a través de su trabajo que se traduzca en mayor rentabilidad para la empresa. Y además, los resultados los vamos a medir dependiendo de lo que busque cada empresa: más visitas realizadas, mayores presupuestos cerrados, más horas productivas, mayores ahorros en producción, consecución de objetivos empresariales. 

Os dejo unas reflexiones para empezar a saborear el tema ;-)

¿Con cuántas personas de tu entorno –laboral o familiar- compartes valores? ¿Cómo sabes que son los mismos valores? ¿Cómo crees que pueden influir tus valores en tu trabajo, en tu familia, en tus relaciones en general? ¿Cómo medirías la felicidad en tu entorno laboral o personal?

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